miércoles, 2 de mayo de 2012

Hello, goodbye.


Michelle Firth.




— No, no, no. — dijo Anna mirándonos reprobatoriamente — no harán una pelea de fangirls de McCartney aquí.

— Pero… — comencé

— No discutan. Después podrán pelearse por el amor de Macca.

— Bien — dijo Katherine. Espero que no crea que lo dejare tan fácilmente.

— No creas que…

— Tendrán todo el semestre para eso Michelle. —Interrumpió Sophia — Lo que realmente me preocupa es qué haremos.

Todas nos quedamos en silencio. Sophie se miraba las uñas, Katherine jugaba con su cola de caballo y Anna comenzó a hacer ruidos con la boca. Yo, simplemente recargué la cabeza en mi brazo, que estaba apoyado en la mesa; esperando a que alguna dijera algo.

— ¿Ideas? — Preguntó Katherine después de unos minutos y todas nos giramos a verla.

— Bueno, ¿Qué tal si hacemos un desfile de modas para caridad? — dije yo y entonces Katherine puso en blanco los ojos, Anna se rió de su expresión y Sophia frunció el ceño.

— Un desfile — repitió en voz baja

— O, podríamos entrar a una batalla de robots — dijo Katherine — en realidad es sencillo.

— ¿Puedes ponerle un lanzallamas? — Preguntó Anna divertida — Podríamos hacer parrilladas y jugar con él.

— Recuerden que todas tendríamos que participar activamente — nos recordó Sophie.

— Sí, si hiciéramos el desfile. — Dije algo incómoda con la actitud de las chicas — Podría diseñar la ropa, y bueno Anna manejaría el dinero y tú a los patrocinadores Sophia.

— ¿Y yo de aguadora? — preguntó Katherine molesta

— Puedes hacer el evento en Facebook — replique sarcásticamente.

— Mejor que tú elijas el color del robot — respondió Katherine.

— ¡Chicas, chicas! — Anna llamó nuestra atención — No hay que pelear, tengo la solución — e incrédulas la escuchamos — ¡Un desfile de modas donde haya robots modelos!

Esto era suficiente, tomé mis cosas y me levanté.

— Las veo en 2 horas — susurré y me fui a donde fuera lejos de mi nuevo equipo. Caminé sin rumbo mientras pensaba, sin detenerme.

<<Parece que le caigo mal a Katherine...>>

<<Robots, ¿En que estaba pensando?>>

“Escoge el color” — Repetí con sonsonete.

<< Bah. Ya sabía yo que sería una ñoña en cuanto se sentó delante. >>

Después de dejar unos edificios atrás, comencé a sentirme mal. En realidad no le había dado ninguna oportunidad a la chica. Quizá todas estuviéramos nerviosas por todo el asunto. Anna es muy graciosa. Y Sophia parece muy amigable, y Katherine, bueno…Katherine tiene buenos gustos, creo. Me giré para volver con ellas, pero no sabía donde rayos estaba.

— Genial. Ahora estoy perdida.

— Mi damisela en apuros.

— Hola — dije sin mucho ánimo reconociendo la voz.

— Bueno, podemos quedarnos aquí parados toda la mañana o puedes regresarme mi abrigo linda y después te llevo a donde necesites. — Michael Conner me miraba con la misma sonrisa burlona de la mañana — A menos claro, que te de frío de nuevo.

— No tenía frío. — Dije mirando hacia otro lado — Además todos me veían como un bicho raro.

— Estabas temblando — recordó el — ¡Imagínate un bicho raro que tiembla!

— ¡No estaba temblando! — exclamé, le lancé su abrigo, y comencé a dar zancadas hacia lo que esperaba era el edificio B.

— ¿Qué no estabas perdida? — dijo él al lado de mi, pero me limité a no contestar — Irás más rápido si me dices a dónde vas.

— Puedo preguntar — dije acelerando el paso y el soltó una carcajada.

— No seas necia chica. — dijo el llegando a mi lado y intentando quitarme mi bolsa. Instintivamente, me giré hacia un lado y lo golpee con ella, directo en la cara.

— ¡Auch! — se quejó el.

— ¿Pero qué intentas hacer? — pregunté.

— ¿Ayudarte a cargar tus cosas? — Respondió con la mano en el ojo — Después de todo eres una damisela muy difícil. Rodé mis ojos y le di la bolsa. El sonrió satisfecho y comenzó a caminar demasiado rápido. Tuve que alcanzarlo dando zancadas, y cuando lo alcancé le dije que bajara la velocidad. Después de varios minutos, llegamos cerca del edificio B.

— Bueno, ya. — Dije mirando a Michael y estiré mi mano. — Dame mi bolso.

— A sus órdenes. — hizo una reverencia y me puso la bolsa. Después tomó mi mano y la besó.

— ¡Vaya! — oí un grito y me gire. Anna me guiñó un ojo y Sophie reía.

— Ya me voy — dije soltando mi mano de las de Michael y camine lo más rápido que pude hacia ellas.

— ¿Quién es? — dijo Sophie con una sonrisa.

— Un tal Michael — dije buscando a Katherine — ¿Y Katherine?

— Te fue a buscar — respondió Anna — se sintió un poco mal por su actitud.

En cuanto Anna terminó de hablar, sentí un golpe por la espalda.

— ¡Lo siento Michelle! — gritó Katherine a mis espaldas mientras chocaba conmigo por correr hacia mí. — Fui muy grosera. Estoy muy nerviosa y…

— Bueno, sólo no la tires y ya. — dijo Anna

— No te preocupes Katherine yo… — comencé pero me interrumpió

— No quiero perder la beca.

— ¡Oh! ¿Eres la de la beca Winderwald? — dijo Sophia

— Sí

— Ya resolveremos algo — dijo Anna intentando inyectarle ánimos.

— Bueno, pensaremos en eso después — dijo Sophie — porque ahí viene Susan.













jueves, 15 de marzo de 2012

We are all in this together



Sophia McGee

— Bueno, no se ofendan chicas pero yo quería estar con más chicos. — dijo Michelle — Ya saben, para socializar.

— Gracias por lo que nos toca — dijo Katherine un poco molesta.

— No es nada personal — dijo ella sonriendo — de todas maneras no hay muchos chicos en diseño de modas, ¿o sí?

— Quizá sólo sea por el comité de bienvenida. — dije — Ya saben, para mostrarnos la escuela.

— Si, ¿Por eso los collarcitos no? — dijo Anna que sacó una cadena con un número 9 de la bolsa.

— ¿Ya la abriste? — dijo Michelle poniéndose al lado de Anna y asomándose a la bolsa.

Katherine y yo nos miramos confundidas. No tenía ni la más mínima idea de que haríamos ahí. Cuando Michelle abría su bolsa y sacaba una tarjeta morada de dentro de su bolsa, escuché como unos tacones se acercaban a nosotras, así que me gire. La chica de cabello lacio que estaba en el podio con los directivos en el auditorio nos miró. Tenía unas carpetas en un brazo, un suéter rosa y una falda negra.

— ¿Ustedes son el grupo 9?

— Sí — contestamos todas al tiempo.

— Si gustan entrar al aula… — dijo al tiempo que abría la puerta y la mantenía así. Era un salón pequeño con la pared que teníamos frente a nosotras de vidrio. A la derecha una pared azul celeste con un pizarrón blanco, y el escritorio casi en la esquina. A la izquierda una pared blanca. Había como 3 hileras de 4 bancas. Anna fue a sentarse hasta atrás recargándose en el respaldo y mirando al techo, Michelle se fue a su lado, después de verlas un momento Katherine negó y se sentó en medio de la primera fila, y yo me puse en la de en medio detrás de ella.

— Bien — dijo la señorita sacando unos lentes de su bolsillo y poniéndoselos — Bienvenidas a su Universidad. Mi nombre es Susan Bole.

— Gracias señorita Bole — dijo Katherine con una sonrisa, y escuché una risita detrás de mí.

— Como saben, — prosiguió la señorita Bole — en este semestre estamos probando un nuevo programa…

— Ay, otra vez — oí la voz de Anna susurrar

—…que se basa en la multidisciplinariedad. Les explicaré de qué se trata. — dijo tomando las carpetas que había dejado en el escritorio y le dio una a Katherine.

— Con esa palabra tienes un lindo trabalenguas — dijo Anna

— ¿Pero esa palabra existe? — dijo Michelle

— Sí. — dije yo justo cuando la señorita Bole ponía la carpeta sobre mi pupitre. Cuando les pasó las suyas a Anna y a Michelle, regresó al frente y juntó sus manos.

— ¿Alguna tiene idea de qué significa la palabra? — preguntó, y la mano de Katherine se elevó apuntando hacia el techo.

— ¿Sí? No tienes que levantar la mano… — dijo buscando mentalmente el nombre de Katherine — pero si no se han presentado… antes de todo esto me gustaría que todas lo hiciéramos, ¿señorita? — dijo mirando a Katherine quien se levantó y dándole la espalda a la ventana para que todos pudieran verla — Díganos su nombre, su carrera, lo que le gusta y disgusta

— Me llamo Katherine Hale. Lo me gusta la música, el cine, la literatura, el teatro y amo a los perros y la lluvia, aunque no los perros en la lluvia, luego hay que bañarlos y…ah lo siento, — En este momento enrojeció — Lo que me disgusta es…es, son las habas.

— Bien, gracias Katherine. ­— dijo la señorita Bole — Amm, ¿señorita? — Dijo mirándome. Me levanté y sentí las miradas de mis compañeras. Un calor subió a mis mejillas y me costó trabajo pensar en decir algo que me gustara. Los Beatles y Ringo Starr, y la batería eran las únicas ideas que se aparecían en mi mente.

— Bueno, mi nombre es Sophia McGee. Estoy en la carrera de Relaciones Públicas. Me gusta la música (¡El rock!), la natación, y el baile. Amo a los gatos, y las sonrisas amplias. También me gusta el cine. Y lo que no me gusta es que la gente no sea honesta, y las polillas.

— Malditos bichos — dijo Anna desde detrás.

— ¿Bailas Sophia? — dijo la señorita Bole

— Bueno, no sé. Y no bailo, pero me gusta.

— Bueno, gracias Sophia. Ahora…¿Tú? — dijo mirando detrás de mí.

— Soy Anna Parker, mis amigos me dicen Anna, pero ustedes pueden decirme Anna. Me gusta Tom Hiddleston con uniforme militar y en cada uno de sus papeles, ¿Ya vieron Thor? Me disgusta el hecho de que tarden tanto en estrenar las películas…y me disgusta no dormir a mis horas. Oh, sí; estoy en…Negocios Internacionales. También me gusta la música...

La señorita Bole hizo una sonrisa extraña.

— Gracias Anna. ¿Puedes presentarte por favor? — dijo volteando a ver, seguramente a Michelle.

— Mi nombre es Michelle Firth. Amo a los gatos. Amo la música, y la ropa, y vestir a la gente. Me gustaría crear la imagen de alguien. Algo así como asesoría de imagen. Estoy en Diseño de Modas. Lo que me choca es…la gente que habla mal de Michael Jackson y que los escritores de Vampire Diaries se pongan en huelga, o que se tarden en sacar un capítulo. — Cuando hubo terminado se sentó y todas miramos a la señorita Bole.

— Gracias Michelle. Mi nombre, como les dije es Susan Bole. Yo estaré a cargo de su grupo a lo largo del semestre. Por favor, díganme Susan.

— ¿Semestre? — pregunté confundida. ¿Estaríamos juntas TODO el semestre?

— Sí. Principalmente harán 2 cosas en el semestre. Tomarán sus clases y harán el proyecto. Primero hablaremos del proyecto. Pero para eso — dijo sentándose en el escritorio — me gustaría que todas vinieran al frente.

Escuché unos quejidos a mis espaldas mientras tomaba mis cosas y las ponía junto al pupitre de Katherine, quien me sonrió ampliamente. Anna se puso a su lado opuesto, y Michelle tomó un lugar junto a mí, frente al escritorio.

— Bueno, la razón por la que los de directivos de la Universidad, y los planeadores de los programas decidieron hacer este cambio es por la multidisciplinariedad. La multidisciplinariedad es cuando varias disciplinas, trabajan a la vez, para un mismo objetivos, conservando sus métodos y suposiciones.

— Pero, ¿para qué? — dijo Michelle

— Bueno, ­— dijo la señorita Bole — muchos profesionistas tienen problemas porque solo manejan sus “áreas”. Por ejemplo, un ingeniero que no puede negociar con sus directivos, o no puede hacer una buena exposición. O quizá un artista que no sabe que es lo que tiene que pagar en impuestos, o que no se administra bien. O un empresario que no entiende el sistema que manejan las computadoras de su empresa.

— Ah…para eso. — dijo Michelle

— Siguiendo con lo del proyecto… — continuó la señorita Bole — básicamente tendrán que hacer un proyecto que involucre todas sus disciplinas y que sea productivo. Ya sea un negocio, o un proyecto científico, o un evento que recaude fondos. Lo que sea que tenga resultados. — Todas la mirábamos con los ojos muy abiertos, y luché por que mi mandíbula no cayera. — Tendrán todo el semestre. Tienen que traerme el proyecto para que yo lo apruebe, además de que me tienen que dar sus avances. Al final del semestre habrá un gran evento donde presentaran su resultado.

¿De verdad creían que podíamos con todo eso?, ¡¿A qué nos habíamos metido?

— ¿Y si no lo logramos? — dijo Katherine consternada

— Es muy importante que lo logren — dijo seria — si no, ninguna podrá seguir con su carrera. Y tienen que hacerlo las cuatro. Si una disciplina no está involucrada, no servirá.

— Ay madre. — dijo Anna

Vaya, así que nuestro futuro dependía de las chicas que apenas conocíamos. Suponía que no habría cambios aún si problemas surgían, esperaba que no.

— Lo segundo que harán en el semestre es tomar sus clases. — dijo la señorita Bole, y entonces rodé los ojos. Eso era bastante obvio, como lo dijo Anna, que interrumpió a Susan.

— Bueno, eso es obvio.

— No tanto, Anna. — Dijo la señorita Bole — Todas tomarán las mismas clases.

— ¿Qué? — Dijo Michelle — ¡Pero ella está en ciencias!

— Ingeniería — dijo Katherine mirándola de lado.

— ¡Peor! — Dijo Michelle — ¡Esas son muchas mates!

— Llevaran 2 materias de cada disciplina. — Dijo la señorita Bole — Aún debemos hacer los horarios, haremos todo eso hoy. Las clases comenzarán en febrero.

— Osea, si estamos a 9 de enero eso sería como en 3 semanas — dijo Anna

— Sí, comienzan el miércoles primero. — dijo la señorita Bole. Mientras tanto yo pensaba, había algo que no habían dicho.

— Señorita… — dije

— Susan ­— dijo ella — por favor Sophia.

— Bueno Susan, ¿Qué pasa si alguna reprueba algo? Entonces, las demás… — dije — Por ejemplo, si nos dan cálculo, y Michelle lo reprueba…

— ¡Oye! — dijo Michelle

— Todas nos hundimos… — dijo Anna

— Exacto — dijo Susan

— Vaya, esto es el extremo de trabajar en equipo, ¿no? — dijo Katherine

— Esto es duro, ¿no? — dije

— Bienvenidas a la Universidad señoritas, la preparatoria terminó.

Después de eso, Susan nos pidió nuestros nombres, para ir a administración. Y dijo que tomáramos un receso, debíamos de estar en ese salón dentro de 2 horas. Al salir, todas estábamos en silencio, miramos una mesa de pierda en forma hexagonal con bancos de piedra en el pasto y decidimos ir allí.

Cuando estuvimos sentadas, las tres chicas comenzaron a quitarse sus abrigos ya que comenzaba a hacer mucho calor a pesar de estar en invierno.

— Estúpido sol — dijo Anna

— Lo que causa el calentamiento global… — dijo Katherine

— ¿Quién es la idiota ahora? — dijo Michelle a quién las otras dos voltearon a ver — Sí, una chica dijo que era una idiota por venir de shorts…¡Apuesto a que ahora se cocina en su..!

Pero fue interrumpida por mí, que grité. Y comencé a señalar sus blusas y luego a desabotonarme el saco. Las 4 teníamos exactamente la misma blusa de los Beatles cruzando Abbey Road. Michelle, se dio cuenta y comenzó a gritar y a saltar. Anna comenzó a reír al vernos

— Bizarro — dijo Katherine, quien miró a Anna y dijo en voz fuerte y retadora ­— ¡Diez dólares en el concierto de Paul en el Times Square! — Anna sonrió con suficiencia y nosotras dejamos de saltar, yo porque no entendía porque Katherine casi grito el precio de su camisa.

— ¡Ciento cincuenta en el museo Beatle! — Dijo Michelle — vas ganando, Katherine

— ¿Y tú Sophia? — dijo Anna

— No entiendo — dije confundida

— Decimos cuánto costó y la de menor precio gana — dijo Michelle

— Oh, 14 dólares en Miami — dije alzando los hombros

— ¿Y bien? — dijo Katherine mirando a Anna

— Gratis, el piso de la recamara de mi prima.

— Tú ganas — dijo Katherine negando con la cabeza — yo me sentía orgullosa de mi descuento…

— ¿Cómo que el piso? — dije

— Bueno, la niña mimada compró la última que había en la tienda y osó rayar mi LP de Sargent Pepper así que…

— Oh, genial — dije sonriendo ­— ¿Cómo se atreve? ¡El Sargent!

— ¡Lo sé! — dijo Anna

— ¿Y? — Dijo Katherine sonriendo — La pregunta clásica…¿Cuál?

— Ringo — dije rápidamente

— John ­— dijo Anna

— ¡Paul! — dijeron Michelle y Katherine al mismo tiempo

— Ay, no — dijo Anna

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HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Bueno, bueno...disculpen la tardanza, es que la inspiracion no llegaba....
jajaja las quiero
Comentarios, e insultos abajo.
Ya, bye

domingo, 12 de febrero de 2012

That crazy people.



 Anna Black.

Salimos de mi casa y nos subimos en el auto deportivo de Sophia, un modelo que no conocía y no me molesté en preguntarle. Nos fuimos corriendo a la Universidad, a una velocidad mucho más alta de lo normal, seguramente Sophia no querría llegar tarde. Cuando entramos al abarrotado estacionamiento de la Universidad, desaceleró y se deslizó hasta un lugar que encontró cerca de la entrada.  Faltaban 6 minutos.
— Vaya, faltan 5 minutos. — Dijo Sophia mirando su reloj — Un poco más y no llegábamos.
— Si — dije yo bromeando — suerte que puedes conducir para salvarnos la vida si quieres.
 Bueno — dijo ella disculpándose con una sonrisa — Ya sabes, hoy es muy importante que asistamos
— ¿Ah, sí? — dije saliendo del auto a la vez que ella salía también
— Sí, si alguien no asistía hoy, bueno…tendrá que probar suerte en el 2013 ­— dijo mientas caminábamos hacia un pasillo con árboles a los lados.
— Eres mi salvación, Sophia — dije y puse mi mano sobre su hombro. — Te debo una.
— No es nada
— Oye, — dije soltándola — ¿Tú no tienes frío?
— No — dijo sonriente.
— Bueno, es que creo que iré por un café…
— ¿Te acompaño? — me pregunto con una cara de preocupación
— No, ­ — dije negando y haciendo que girara — Tu adelántate, y entra a tu clase, ¿Sí?
— Pero… — dijo ella
— Anda — dije yo alargando la palabra — ya nos veremos luego, ¿Sí?
— Bueno, hasta el rato
— ¡Te veo después! — dije agitando el brazo, hasta que se fue y me gire para buscar un café.
No tuve que caminar mucho para ver un, ¿Starbucks? Bueno…abrí la puerta de vidrio, y me encontré en el interior del típico Starbucks, ustedes saben: sillones, sillas, mesas, alfombras, etc. Lo raro es que estaba desierto. A excepción de un tipo que estaba en la caja. Que ni siquiera me dejo acercarme, ya que dijo
— Esto, aún no se puede comprar café señorita
— ¿Y eso?
— Bueno, aún no han dado las tarjetas de este semestre.
— ¿Tarjetas? Solo quiero un café…
  Bueno, — dijo el chico rascándose la cabeza — hace frío, y…venga.
Me acerqué tal y como dijo y me hizo una mirada significativa. El chico tendría unos 20 años, tenía el cabello rubio lacio peinado hacia atrás.
— Si preguntan, compró el café afuera, ¿Está bien?
  Está bien — dije sonriendo y entonces él, miro para todos lados, antes de servirme un café  cappuccino. Bendito sea.
— Muchas gracias…ehm — dije intentando ver el pequeño letrero que debería tener el nombre del chico
— Tom — dijo el
— Yo soy Anna — dije y el escribió eso con un plumón en el vaso.
— Bueno Anna, aquí tienes  — dijo el sonriendo y entregándomelo
— Gracias Tom, ¿Cuánto es?
— La casa invita
— No, no puedo…
— En serio
— Gracias Tom, tengo que irme a clase — dije guiñándole el ojo y me giré para abrir la puerta — ¡Nos vemos!
Ahora, eran  las 9:03, genial. Simplemente genial. No correría. Decidí tomar mi café  en lo que caminaba considerablemente rápido.
Llegue al auditorio “Gandhi” con 10 minutos de retraso, pero nada había comenzado aún.
— Bah, — dije mientras me sentaba en la última fila, pero inmediatamente un señor vino a decirme que me pusiera en la última hilera ocupada. Lo taladré con la mirada, tomé mis cosas, y me fui más abajo. Tuve suerte de que me tocara la orilla. Me senté al lado de una chica con lentes que dibujaba estrellas en su cuaderno y se veía un poco despeinada. Decidí no hablarle, y esperar.
Pasaron 10 minutos más… ¿Es que ya no respetaban el tiempo de uno aquí? Terminé mi café y miré de soslayo a la chica, sin querer hablarle aún. Cuando por fin, el señor viejo, que resultó ser el rector, dijo unas breves palabras, demasiado breves, ¿Qué está senil?
Después, una señora con cara de sapo y lentes, se puso donde estaba el director antes y, dijo algo de unas bolsas debajo. Esta Universidad está demasiado loca. Estos ricos están locos, primero los padres de Sophia, ¿Y ahora esto?, ¿En dónde me metió mi papá?
En fin, tomé la bolsa que tenía un número nueve pegado. La bienvenida se dio por concluida, ¡Aleluya! Media hora perdida de mi tiempo. Y ahora debía buscar a los demás fulanos y fulanas que tuvieran el número 9. Bien, empezaría con la primera fila, en el asiento 9.
Tomé mis cosas, y bajé los escalones diciendo “Number 9” al estilo de la canción Revolution Number 9 de los Beatles. Llegué a la primera fila, y comencé a caminar contando los asientos mentalmente, mientras seguía repitiendo Number 9.
Al llegar al número 9, encontré a una chica sentada, escribiendo algo. Miré su cabello y vi que tenía chinos rubios, ¡Pero si era la chica del parque!
— Ajá — dije y ella volteó extrañada — Sabía que escribirías.
­— ¿Anna? — Dijo ensanchando su sonrisa — Hola, ¿Pero qué haces aquí?
— Vengo a estudiar, creo. — Dije mirando alrededor — Aunque parece que soy la única.
— Bueno habrá que darles su tiempo — dijo ella entre sonriendo y negando con la cabeza. Y después dejó de hacer eso y me miró abriendo emocionada sus ojos grandes. — ¿Qué numero tienes? —   Ésta chica me cae bien. Es… tierna, supongo.Tomé mi bolsa y se la puse enfrente.
— ¡Yo también! — dijo sonriéndome al verla.
— Y, se puede saber, ¿Por qué te quedaste aquí sentada Katherine?
— Bueno ahora mismo, todos ellos — dijo señalando a todos los demás chicos que estaban detrás de nosotras — están gritando, empujándose y no dejándose pasar; intentando buscar a los de su número. Preferí esperar a que terminen para después integrarme
— Interesante — dije mirando a la chica de lentes discutiendo con una chica de cabello castaño con, ¿sandalias?
Después de unos minutos, los grupos se hicieron más marcados y los demás dejaron de gritar, así es que fuimos en busca de las compañeras. Me fije que estaban formando grupos de 4 y 5 personas, no tenía idea para qué hacían todo esto. Me seguía sintiendo cada vez más un conejillo de indias.
Por más que buscamos no encontramos a nadie que no tuviera grupo. Hasta que se me ocurrió que quizá se fueron al “aula designada”. Así que le sugerí a Katherine que fuéramos a ver la hoja. Pero ella se quedó atrás diciendo que me esperaría.
Quité a un par de tipos de entre la multitud que se arremolinaba alrededor de la hoja, me escabullí. Busqué el número 9, y para mi alivio  había una letra cursiva que decía: “Nos fuimos al salón” al lado del salón que nos tocaba. El B009.
Salí de entre la multitud, y encontré a Katherine que me esperaba.
— Ya están en el salón.
— Oh, entonces vamos — dijo ella — ¿Cuál es?
— El…B009
— Creo que el edificio B es el de enfrente — dijo ella mirando como perdida hacia el edificio
— ¿Conoces? — le pregunté
— Bueno, vine un par de veces antes de entrar — dijo ella — necesitaba ver unos libros de la Biblioteca y… ¡Sí, es el de enfrente! ¡Mira! — dijo señalando a un vitral, que estaba en medio del antiguo edificio, que formaba la letra b.
—Un vitral…— dije ladeando la cabeza para verlo mientras cruzábamos una gran plaza para ir del auditorio al edificio B — Que original.
Llegamos al salón, que estaba en la planta baja, de ahí el “00” explico Katherine. Recargada en la puerta, estaba la chica de sandalias y de espaldas, estaba… ¿Sophia?
— ¡Sophie! — dije y ella volteó — ¡Tanto tiempo sin verte!
— ¿Se conocen? — dijo la chica de las sandalias, que viendo bien; vi que tenía luces en su pelo castaño, y después se giro y miró a Katherine — ¿La conoces? — y antes de que nos diera tiempo de contestar agregó: — ¡Yo soy Michelle Firth, mucho gusto!
— Igualmente, yo soy Katherine Hale — dijo Katherine y extendió su mano, pero Michelle, tomo la mano para jalarla y abrazarla. — Y bueno, — agregó cuando se hubieron soltado — Yo la conocí  hoy. — dijo mirándome. — Ella es Anna Parker.
— Sí, en el parque. — Dije — Vaya, aprendiste mi apellido. — Y después me gire a ver a Michelle — ¡Hola Michelle! — Y ella, sin esperar a que le diera la mano, me abrazo.
— Sophia McGee, mucho gusto — dijo nuestra amiga de traje presentándose con Katherine y ambas se estrecharon las manos.
— Katherine Hale — dijo ella y yo intente mantener su apellido en mi memoria.
“Hale, Hale, Hale, creo que lo tengo.”
— Yo que creí que me tocaría con algún chico en el equipo. — Dije y todas me voltearon a ver — No se ofendan, pero la mayoría del tiempo me he llevado más con los hombres que con las mujeres.
 — Bueno, — dijo Katherine sonriendo — a mi me sorprende mucho. Pensé que sería la única chica en el equipo. Es cierto que en la Ingeniería cada día somos más mujeres, pero… ¿Las 4 del equipo? Vaya, es genial.
— ¿In…que? — dijo Michelle
— No, yo voy para Diseño de Modas.
  Pero…— dijo mirándonos a cada una Sophia — ¿Qué rayos? — Y después se detuvo en mi— Tú estás en Relaciones Publicas, ¿No Anna?
— Negocios Internacionales…— dije igual de sorprendida que todas.
— Y supongo que tú… — dijo Michelle hablándole a Sophia
— Sí, Relaciones Públicas 
— Somos conejillos — concluí molesta y crucé los brazos. — ¡Nuestras carreras no tienen nada que ver!



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Bueno, me porté bien y.....¡A publicar!
Amm, si. Me tardé, pero aquí está.
Espero que les guste...
¡Bueno, ya nos conocimos todas!
¿Qué opinan de su carrera?

Ammm, no estoy inspirada. XD, ,vale off.

Por cierto, amo la mente de Anna, jajaja !

jueves, 2 de febrero de 2012

At the Beggining. Katherine Hale


Mr. Darcy por fin llegaría a casa de las Bennett, para decirle todo lo que sentía a Elizabeth. Unas páginas más antes de acabarlo de nuevo, me sonreí a mí misma. Cuando oí golpes en la puerta.
— ¡Deja de soñar!  — Gritó mi prima afuera del baño — Esto es un baño, no una sala de lectura.
Abrí la puerta y salí.
— Si no estuvieras dormida…— dije pasando a su lado, y yendo a mi habitación, en la cual estaba ella hospedada
— Tu eres la única loca en levantarse tan temprano para leer en el primer día de universidad…­ — dijo antes de cerrar la puerta.
Alcé los hombros y tome mi gorro y mi viejo y fiel mp3. Era hora de ir a correr. Fui por una botella de agua a la cocina y salí.
Adoraba ir al Central Park aunque tuviera que viajar un par de estaciones en metro. Correr era relajante, y además había decidido tener una buena condición; y lo estaba logrando.
Al llegar, comencé a calentar, escuchando a Muse a todo lo que da, cuando una chica pelirroja con unos enormes ojos azules se me acercó. Después de tropezarme,  caerme, y levantarme la invité a correr. Corrimos un rato, pero alegó que Muse le taladraba los oídos y además tenía que irse.
Terminé de correr, y regresé a mi casa encontrándola vacía. Me sentí en libertad. Deje mis llaves en una repisa y me hice un café. Ese libro no podía tomarme mucho tiempo.
En fin, terminé. Me bañe lo más rápido que pude, me vestí con unos jeans, una playera y una sudadera, agarré mis chinos en una cola de caballo y me fui. Mi madre, mis primos que están de inquilinos y yo, vivimos arriba de un café que aún no estaba abierto. Llegué rápidamente al metro, me puse mis audífonos, y me subí a un vagón lleno de gente.
Pase un par de estaciones para comprar los mejores roles de canela en mi opinión, y 6 más para llegar cerca de la Universidad. Terminé mi desayuno improvisado, y comprobé con alegría que faltaban 25 minutos para las 9:00. Me quité el mp3.
Encontré un mapa y me dirigí al auditorio Gandhi, que es donde nos habían citado. Esta era una Universidad enorme, con Starbucks, fuentes, restaurantes y varios gimnasios dentro, ¿Para qué necesitaban todo eso? Chicos ricos…
Por fin llegué al lugar, donde vi a un grupo de chicos trajeados que conversaban en voz baja.
Cuando faltaban alrededor de 15 minutos, abrieron el lugar, que en realidad me pareció enorme, ¿Tantos alumnos de ingeniería había? Bien. Ocupé un lugar en la primera fila y esperé. El auditorio fue llenándose, de chicos y chicas. Y mi paciencia comenzó a flaquear, así que tome un bolígrafo y comencé a presionarlo constantemente hasta que una chica me volteó a ver y dejé de hacerlo. Cuando estaba a punto de sacar el mp3 para quitarme el estrés, entraron 4 personas que parecían ser profesores o tener algún puesto en la universidad.
Pensé que harían algo, pero no. Sólo se sentaron en la mesa que estaba en el escenario dispuesta para ellos y esperaron. Dieron las nueve, las nueve y quince y no pasaba absolutamente nada. Y de pronto, como si todo estuviera arreglado, a las nueve y veinte, se miraron entre sí, y asintieron.
El señor cano, que parecía director, le dijo a una mujer joven de lentes y el cabello corto, y parecía ser nueva algo, y entonces, ella sacó una radio y dijo que cerraran la puerta.  El mismo señor cano, se levantó y se puso delante del micrófono.  Estaba aclarando su garganta cuando la puerta se abrió estrepitosamente.
Todas las cabezas se giraron para ver a una chica con un largo abrigo negro y sandalias entrar agitada. Él se limitó a sonreír y esperó a que la chica tomara asiento.
— Bienvenidos sean a ésta, su Universidad. Mi nombre es Aberforth Radock y soy el rector de la Universidad, espero que cada uno de ustedes lea detenidamente las normas que tenemos, y las respete; así como haga uso de sus derechos. — Se detuvo un momento y miró hacia cada uno. — Este será un inicio de cursos diferente,  como les explicarán. No me queda más que desearles buena suerte.
Después de el “gran” discurso de nuestro querido rector, una mujer corpulenta, el cabello rizado y corto, y algunas arrugas alrededor de los ojos, se puso donde antes estuvo el director. Tenía unos lentes colgados con cuentas, y en cuanto llegó al micrófono sonrió y se los puso.  
— Bien — dijo abriendo los ojos y haciéndose hacia adelante, como si quisiera ver a cada uno. — Haremos una dinámica. — Un murmullo de voces bajas comenzó y ella dejó de hablar, esperando a que los alumnos se callaran, cuando se hizo silencio continuó.  — Cada uno de ustedes tiene una bolsa debajo de su asiento, si fueran tan amables de tomarla…
Me agaché y tomé la bolsa, y no era una bolsa de plástico como esperaba, si no bolsas negras con diseños, las cuales compras en 1 mall a 35 dólares.
—…afuera de cada bolsa hay un número pegado, ustedes tienen que reunirse con todos los que tengan su mismo número, y después irse al aula que les tengan asignada. Encontraran la lista de aulas al lado de la puerta. Eso es todo.
“Vaya con los ricos”


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Bueno chicas. 2 X 1!!
Las dos integrantes que faltaban
¿Qué les parece?
XD, ideas sugerencias y preguntas abajito porfavor, se les quiere!! MUCHO!!!
Alguna idea de que tratara?





At the Beggining. Michelle Firth

Michelle Firth

Demian estaba a punto de besarme, así me acerqué a él lentamente. Podía ver sus pupilas cuando se oyó una voz femenina que sonaba en algún lugar.
— ¡Señorita! , ¡Señorita Firth!
Todo a nuestro alrededor comenzaba a desaparecer, y entonces me di cuenta de lo que sucedía.
— ¡Demian, no! — dije aferrándome a él con todas mis fuerzas, pero todo lo que veía desapareció convirtiéndose en esa luz rojiza que ves cuando tienes los ojos cerrados.
— Señorita… — abrí los ojos, y vi a la azafata, sonriéndome desde el pasillo
— ¡No! ¡Era un sueño tan bueno!… ¿Porqué me despierta? ¡Demian!.... — comencé a decir  mientras miraba alrededor, y en eso, vi la ventana. El sol había salido. — ¿Pero qué hora es?
— Las 8:30 señorita, aterrizaremos en 10 minutos.
— ¡Yo debía estar en tierra hace dos horas! — Dije alterada
Al aterrizar, fui corriendo al baño. Al verme al espejo, tenía el aspecto de quien llevaba horas durmiendo en un avión. Mi cabello castaño, al que le había puesto luces, estaba aplastado de un lado y levantado del otro. Rápidamente saqué mi cepillo de la bolsa y me cepille el cabello con fuerza.
Justo cuando estaba logrando un lacio perfecto, mi bolso comenzó a vibrar al ritmo de Billy Jean.
  ¿Má? — respondí extrañada a mi madre que gritaba
— ¡Hija! ¿Pero dónde estás? ¡Dice el chofer que mandé, que no has aparecido,  y lleva dos horas esperando!
— Mamá, si el chofer que mandaste supiera leer, sabría que el vuelo se retraso y acabo de aterrizar
— Bueno hija, perdona lo que pasa es que te necesitaba avisar que…
— No te preocupes mamá — dije acomodándome el fleco en el espejo
— ¡Es que confundí la hora Michelle, tienes que estar en la universidad a las 9:00, no a la 1:00!
— ¿Qué?
— Y si faltas, tendrás que esperar un año, ¡Quedarás fuera!, ¡Debes correr hija!
— ¡Sí má! — dije y colgué el teléfono, tomé mi bolso y lancé una carrera, con todo y  sandalias, hacia la banda de maletas; donde, por suerte, se encontraba mi maleta. La tomé y la cargué hasta donde un señor gordo con pelo negro y bigote sostenía un cartel con mi nombre.
— ¡Vamos Chipes! — le dije al ver su nombre en el gafete — ¡Corra!
Y ambos corrimos hacia un auto negro el cual había estacionado muy cerca de la entrada, gracias al cielo, porque tenía licencia para eso. Manejó como un loco por Nueva York, mientras yo me maquillaba.
Finalmente, a las 9:05 me dejó en la puerta de la universidad, con mi maleta de mano, diciendo que llevaría mi maleta con ropa a casa. Instrucciones de mi madre.
Sólo hasta el momento en que arrancó se me ocurrió la idea de que iba a necesitar un abrigo. Ya sabía yo que aplazar mi llegada a Nueva York por quedarme un día más en Hawái con mamá y Steve, no era buena idea. Y no era mejor idea confiar en mi mamá cuando leyó el correo. Debía de revisarlo yo también. Y definitivamente, no fue buena idea subir al avión con unos shorts, unas sandalias y mi blusa de los Beatles. Hacía un frío horrible.
Me quede en la puerta, no sé cuánto tiempo y comencé a titiritar. Tonto frío, tonto invierno, tonto Nueva York.
Molesta, aventé mi bolso de mano contra el piso.
— ¡Auch! — dijo la voz de un chico
“Maldición”
— Lo siento —  dije mirando al piso
  Creo que se te cayó —  dijo el chico, y me puso mi bolso enfrente — Oye, ¿No tienes frío?
Cuando dijo esto,  levanté mi rostro y enrojecí. Un chico con el cabello lacio color arena, y ojos azules ultramar me miraba divertido.
— Mmm, no.
— Yo creo que sí, estás temblando
— Bueno, uno puede temblar por muchas causas
— Nombra una
— Amm — Me quedé sin respuesta y el sonrió triunfante
— Soy Michael Conner — dijo el tendiéndome su mano.