jueves, 12 de junio de 2014

Onion soup

Katherine Hale.


Bruce me enseñaba a limpiar el sonido, a armonizar, y a usar cada uno de los controles. Hicimos un ejemplo con varias canciones, y Sophie escuchaba atentamente, a un lado de mi.

Bruce sugirió que sería mejor que nos pusiéramos una a cada lado de él , ya que, así podríamos ver mejor. Observé que ambos se miraban de reojo, y no pude sino contener una sonrisa. Bruce hacía ese tic de llevarse la mano a la frente, y revolverse un poco el cabello que le caía por delante, cada vez que estaba nervioso. Y, nunca había visto a Sophie tan contenta.

El tiempo se pasó rápidamente, y cuando la alarma de bruce sonó indicando que teníamos que irnos, la tristeza llegó a ambos rostros. Algo tenía que hacer, así que hablé:

— Soph, ¿Quieres comer en mi casa? Puedes venir también tú, Bruce. Mamá dice que la casa se siente muy vacía desde que volvió tía Betty y ustedes se fueron a casa.

Sophie vaciló un instante antes de responder y bruce me observaba con una sonrisa en su rostro.

— Bueno, pero tendré que apagar el celular — decidió después de unos momentos, y le pasé el brazo sobre los hombros.

— Bueno, probarás mi famosa sopa de cebolla. — canturree

— Es buenísima — dijo Bruce con una sonrisa, y comenzó a platicar con Sophie, mientras yo me dirigía a la puerta, para salir por una vez de allí.

Sophie y yo fuimos en los asientos de adelante, y Bruce se sentó atrás. Pusimos el iPod de Sophie a todo lo que daba, y movíamos la cabeza al ritmo mientras  sonaban los Ramones.

Cuando llegamos a mi calle, me bajé para abrir, cuando me encontré con la sorpresa de que había alguien familiar en la banqueta. El chico del café que se moría por Anna estaba parado, observándonos.

— ¿Me están siguiendo? — preguntó divertido al verme.

— Vivo aquí — saqué mis llaves y las hice tintinear,  y vi como movía la cabeza hacia un lado para inspeccionar en el coche, si no estaba Anna dentro, supongo.

— ¿Tu que haces aquí?  — pregunté extrañada.

— Vine a solicitar empleo — señaló el cartel que decía se busca en la cafetería que acababa de abrir abajo.

— Pero, ¿no te va bien en la universidad? — pregunté

— ¿Te corrieron por acosar alumnas? — preguntó Sophie, que llegó a mi lado, y una sonrisa juguetona se le dibujó en el rostro.

— Renuncié  — contestó el chico rubio — Tengo la beca que cubre mis gastos universitarios, y me dejaban trabajar en las mañanas allí algunas horas para sacar un poco de dinero extra, pero debo cambiar mi horario, además, no es suficiente con lo que me pagan, así que…—

— ¿Qué estudias Tom?  — Sophie continuó con su interrogatorio, y me sorprendió que supiera su nombre, claro que esa chica siempre me sorprendía era una base de datos andante, y mucho más.

— Derecho, comienzo  mi cuarto semestre — respondió él.

— Espero que tengas suerte. — repuso Sophie — Bueno, nosotras nos vamos.

— Sí, adiós. — Repuso el chico mientras agitaba su mano. Nos despedimos y abrí la puerta, para que entraramos en el pasillo. Bruce la cerró un poco molesto.

— ¿Quién es? — preguntó al aire  y yo me mordí para no reírme.

— Es un chico de la universidad que está loco por Anna — le contó Sophie mientras subíamos los escalones, y estoy segura de que, si hubiera volteado, hubiera visto como el rostro de Bruce se destensaba lentamente.

— ¿Anna? — preguntó casualmente, con un tono de voz muy diferente, que Sophie pareció no notar.

— La bajista pelirroja — respondí y arrojé mis llaves a la mesa. — Pónganse cómodos, no acepto ayuda. Bruce, no la dejes ir a la cocina. — Me volví hacia mi primo y le guiñé el ojo.

Entré a la cocina, y pude oír algo de su conversación mientras abría el refrigerador.

— ¿Y porqué el interrogatorio? — la voz de bruce se oía con claridad.

— Bueno, no puedo dejar que cualquiera se meta con mis niñas, es decir, soy la manager, y la hermana mayor juramentada, y es mi Annie.

Reí al oírla, me parecía algo especial la amistad que habíamos formado, y me gustaba oír decir que “éramos sus niñas”. Comencé a cortar la cebolla y me pregunté que pensaría Anna si oyera a Sophie. Quizás le contestaría de mala gana, pero con una sonrisa.

Y deseé que estuviera allí, incluso Michelle, con quien me la pasaba peleando. Pero quizás era mejor así. Y en la noche o el lunes, podíamos sacarle todo entre las tres, y que esos dos tuvieran tiempo para coquetearse.

Mi mamá llegó una hora después, y saludo contenta a Bruce y a Sophie. Se recogió el cabello que ahora tenía pintado de negro. Antes yo me lo pintaba también, pero le dije que ya no quería, me costó convencerla, pero accedió al final.

 Se puso un mandil, me dio un beso en la mejilla y se puso a preparar una ensalada mientras yo marinaba unos bisteces.

— ¿Sopa de cebolla, eh? — preguntó y me encogí de hombros.

— Es la favorita de Bruce.

— ¿Y cómo les fue?, ¿Sophie es de tu banda?

— Bien, mamá. Ya tenemos el sencillo, y sí, es la baterista, ¿recuerdas que te conté de ella?

— Sí, ¿No pudieron venir las demás?

— Pues, no. Tenían compromisos.

— Es una lástima, ¿No quieres ir con tus amigos? Yo termino aquí.

— Sí, gracias má. — respondí. La verdad es que esperaba que no me dijera que me fuera con ellos, no quería arruinarle el momento a Bruce y Sophie, pero menos quería decirle a mi mamá que estaba de cupido, así que salí de la cocina, encontrándolos riéndose de una foto antigua mía donde estaba toda manchada de salsa de tomate.

— ¡Oigan!  — grité mientras me abalanzaba sobre ellos, que rieron más fuerte.

domingo, 8 de junio de 2014

Your sweet voice




 Sophie McGee 


El sábado me desperté temprano, tomé un café e hice mi rutina de ejercicios como siempre. Estaba secándome el cabello cuando Katherine me llamó:

— Sophie, ¿no te desperté?

— No, Kat. Dime.

— Dime que no tienes algo que hacer. El estudio que nos iban a prestar cambió sus planes, y tenemos que grabar hoy. Debemos estar ahí en cuarenta minutos. — Se supone que debía estar en casa y estudiar, pero supuse que si le decía a mi madre que tenía que salir, no habría problema.

— ¡Demonios! Hay que hablarles a las demás — Le dije, pensando en que quizá no me diera tiempo de pasar por todas.

— Por mí no te preocupes, llegaré en metro, ya estoy saliendo de mi casa, Anna no me contesta, y Michelle estaba dormida, pero ya se está arreglando. Seguiré intentando localizar a Anna de mi celular.

— Bien, yo arreglo unos asuntos y salgo — le aseguré — ¿Segura que nos prestaran los instrumentos tus amigos?

— Solo es un amigo, y sí, me dijo que habló con los dueños y los podemos usar.

— Bien, nos vemos después. — me despedí y colgamos. Terminé de arreglarme lo mejor que pude, y fui a buscar a mi mamá, que hablaba por teléfono. Como sabía que tal vez se tardaría, fui a mi cuarto por mis cosas, y una chaqueta, y después regresé con ella.

— Pero señor Parker, bueno Peter, ¿puedo decirte así, verdad? No entiendo por qué no quieres el crédito de tu investigación ante la comunidad científica porque, es grande. — Me detuve y vi como mi madre usaba todo su poder de convencimiento para que el padre de Anna le diera luz verde, hizo una pausa y esperó yo supuse que él le estaría dando su respuesta — ¿Seguro? Esto nos pondrá por arriba de Oscorp por primera vez desde hace años, y…— en ese momento la vi hacer la mueca que hace cuando no hay ni una botella del vino que pide en los restaurantes — Sería mucha publicidad, oh, comprendo. Pero… —

— ¿Mamá? — le pregunté después de mirar el reloj, un par de veces, ya que sólo contaba con veinticinco minutos para llegar al estudio.

— Sophie, estoy ocupada — Puso la mano en la bocina, y me soltó una mirada asesina.

— Tengo que salir, y… — comencé pero ella volvió a la conversación y me hizo un gesto con las manos para indicarme que me fuera.

Salí de ahí enojada, pero no tenía tiempo para quedarme e intentar hablar con ella, así que me subí a mi auto y fui a casa de Anna. Por suerte la encontré llegando porque había ido a correr, la subí al auto con todo y pants, y fuimos por Michelle, a la que aún le escurría agua del cabello porque no se lo había secado. Me rogó que la esperara, pero lo dije que era imposible, ya que si no grabábamos una canción ahora, y la mandábamos a los jueces antes de ocho días, no entraríamos a la competencia, y no podríamos hacernos de un público, y entonces, todo mi plan se desmoronaría.

Anna mencionó que si ella iba en pants y sudada, no importaba que Michelle se secara el pelo. Por suerte llegamos a los estudios antes de que comenzaran a pelear. Katherine ya estaba en la calle, esperando.

— Aún no llega Matt — nos dijo en cuanto bajamos — pero no debe tardar.

— ¿Qué ese no es tu primo? — dijo Michelle mirando adelante y señalando

— ¿El de la toalla? — Anna rio y se puso a mirar en dirección a donde Michelle apuntaba.

— ¿Bruce? — preguntó Katherine confundida y escaneó la multitud, yo me limité a mirarme las botas, ¿Qué se supone que estaba haciendo aquí su primo, amigo o lo que fuera?

Katherine se adelantó y fue a saludar a su primo, Michelle se reía y Anna lo inspeccionaba. Yo me quería morir, ¿Dónde estaba Matt?, se supone que Matt nos ayudaría, ¿Y llegaba Bruce?

Después, Bruce fue a saludar a Michelle y a Anna, dándole un beso en la mejilla a cada una. ¿Por qué había elegido esta horrible blusa verde? Mi cabello estaba mal, ni siquiera me había dado tiempo de ponerme máscara en los ojos.

Se estaba acercando a mí, y yo sentía como si estuviera clavada en el sueño, y tuviera cosida la boca, mordí mi labio, intentando no rememorarlo en toalla, cuando puso su rostro frente a mí, detrás de sus gafas.

— Hola — Dijo casualmente, y mi boca se desconectó de mi cerebro, porque dije:

— Hoy no estás en toalla — Al siguiente segundo quise morirme, y él se quedó con una expresión seria, en silencio, un silencio que no supe interpretar.

Después, comenzó a reír, y yo simplemente lo imité por el nerviosismo.

— ¿No crees que deberías decirme tu nombre, ya que me conoces mejor, y seguro sabes el mío?

— Tal vez — dije, y volteé a ver a las chicas, que me sonreían y me alzaban las cejas.

— Y, Bruce…. ¿Dónde está Matt? — Preguntó Katherine.

— Me dijo que no iba a poder venir, y me pidió que lo supliera — Bruce rebuscó unas llaves en su pantalón 
— ¿Por qué no me pediste a mí que las ayudara?

— Porque ya no están en la casa, ya que regresó tu mamá, y porque me encontré a Matt.

— Me parece que te gusta — dijo Bruce mirándola de lado, en un tono de burla.

— ¡No es cierto! — Exclamó Katherine ofendida — Es un amigo, un amigo que no me gusta.

— Entonces no tendrás problema de que yo las ayude a grabar, y te enseñe a hacer los arreglos, ¿no? — 

Dijo el haciendo una sonrisa de satisfacción, y mostrando sus perfectos dientes blancos, sonrisa que mi boca no tardó en imitar al verlo.

— ¡Por supuesto que no me molesta, tú ayúdanos! — dijo Katherine rápidamente, intentando demostrar que no sentía nada por el tal Matt.

— Oh, Hale….eres tan inocente — Dijo Anna y la abrazo — Por eso te amo.

— Bueno, ¿entramos? — Preguntó Michelle mientras hacía girar sus llaves en su mano — El tiempo es oro.

Subimos al estudio, que estaba en la segunda, tercera y cuarta planta del edificio. Entramos a un pasillo, el piso era blanco y estaba demasiado pulido, tenía un elevador antiguo que aún tenía rejillas, lo que le hizo mucha gracia a Michelle, que quiso cerrarlo. Bruce oprimió el botón del cuarto piso, y entonces, salimos a otro pasillo con el mismo piso. Pero las paredes estaban decoradas con discos de oro, y fotos de bandas y cantantes.

No pudimos detenernos un momento para mirar, ya que Bruce caminaba muy rápido y con mi corta estatura comparada con la de él, tenía que correr, al igual que Katherine. Al fin, en la última puerta del pasillo, Bruce se detuvo, y sacó un segundo juego de llaves.

Abrió la puerta, y nos señaló el lugar con la cabeza, todas entraron, y yo quedé al último. Volteé a verlo mientras entraba, y él me sostuvo la mirada. El corazón se me subió a la garganta. Casi ni me di cuenta de que cerró la puerta de mí después de que pasé.

Dentro, había muchos instrumentos, micrófonos y el piso era de alfombra. Las paredes eran negras y uniformes, excepto una, donde había un vidrio en la mitad, que llegaba hasta el techo  y ocupaba toda la extensión de pared a pared.

Después de quedarnos ahí en silencio un rato, Bruce apareció del otro lado del cristal y nos saludó con la mano. Nos indicó que nos pusiéramos unos audífonos de diadema que estaban ahí y eso hicimos.

Anna me tocó el hombro y me giré, Michelle reía, Katherine negaba con la cabeza, y Anna movía los ojos hacia el vidrio y alzaba las cosas. Les hice un gesto para que se callaran, pero simplemente sonrieron maliciosamente.

— No quitas los ojos de ahí — dijo Anna moviendo los labios, para que no se oyera.

— No es cierto — contesté yo, también simplemente moviendo los labios.

— Bueno, ¿Cuál grabamos? “Let me go”,  o ”Spiderman”? — Preguntó Katherine salvándome del interrogatorio.

— Let me go — opinó Anna — Aún no terminamos de pulir Spiderman, y es mejor que sea una sorpresa en el concurso.

— Bien, ¿Vamos a los lugares, Bruce? — Preguntó Michelle, en voz demasiado alta.

— Cuando quieran, chicas — La voz del chico resonó en el cuarto, y una agradable sensación me recorrió la espalda. Fui a sentarme en la batería, y las demás se colocaron con sus instrumentos.

Saqué mis baquetas de mi bolso y comencé a girarlas en mis manos, para calentar las muñecas, un poco. El foco rojo en la pared se prendió, y entonces comencé a contar con la batería. Sólo debía olvidarme de que un chico terriblemente lindo me estaba viendo, y que la cinta iría al concurso. No había problema. 
Simplemente le daría fuerte, ¿no?

La verdad, lo hicimos pesimamente las primeras tres tomas, después de que Katherine lograra cantar a un volumen de voz que fuera adecuado, y de que terminaran de afinar los instrumentos. En la primera toma de verdad, Anna falló un acorde y al mismo tiempo Michelle perdió equilibrio y casi se cae. En la segunda, solté una baqueta, y fue a pegarle a un saxofón que estaba recargado en la pared. En la tercera, Katherine tuvo un ataque de risa mientras cantaba.

Bruce levantó su pulgar en la número ocho, y gritamos de emoción cuando terminamos. Salimos de la sala, y Bruce nos encontró en el pasillo.

— Eso fue genial — declaró y juntó sus manos. — Ahora, nos faltan los arreglos, chicas, Kat va a aprender, pero ustedes pueden ver cómo va quedando y…

— De hecho no puedo — comenzó Michelle y se torcía los dedos — mamá llega a Nueva York con Steve en una hora, y quedé de ir a recogerla.

— Sí, y mi papá quiere que pasemos “tiempo de calidad” — dijo Anna arrastrando la última frase — Me encantaría quedarme, pero si no…

— Entendemos — dijo Katherine

— Yo puedo llevarte — dijo Michelle, le llamé a mi chofer para que venga.

— ¿Te quedas, Sophie? — me preguntó Katherine mientras Anna y Michelle se ponían de acuerdo.

Bruce me sonrió. Había una comida importante con mis padres y unos clientes en la tarde. Que más daba, estaba harta de esas tontas comidas de cualquier manera, y podría inventarme algo de todos modos.

— Claro — dije, y tomé del brazo a Kat — esa clase no  me la pierdo.


jueves, 5 de junio de 2014

Spiderman, Spiderman. Friendly neighboor spiderman...


Anna Black

Salí de uno de los baños de la casa de Michelle, que se había convertido en nuestro lugar favorito para estar. Sin padres, sin reglas y sobretodo con un montón de espacio.

Me había metido para ponerme mi pijama; unos shorts azules con una playera de tirantes. Era la pijama decente que tenía, ya que la mayoría de las noches, me conformaba con unos pants y una playera rota, grande o vieja, a veces robaba las de mi papá.

Cuando entré al cuarto de la banda, se me quedaron viendo como si tuviera monos en la cara.

— ¿Qué? — dije sentándome en un sillón y poniéndome un cojín entre los brazos. Katherine rasgueaba su nueva guitarra eléctrica, ella tenía un jersey a rayas de los Yankees y unos pantalones delgados color azul rey. Sophie tenía un elegante camisón largo, y arriba de eso, una falda, Michelle tenía una pijama de felpa, como si tuviera un disfraz de panda, con todo y gorro con orejas, y pantuflas de las patas de oso.

— ¿No tienes frío? — preguntó Michelle, abrazándose mientras me veía.

— Ya no es verano. — Susurró Katherine mientras seguía rasgueando, y me sorprendió que esas dos estuvieran de acuerdo en algo.

— Hace calor — dije  rebuscando un casete en mi mochila. Ambas se encogieron de hombros. Sophie se había vuelto a pegar a su computadora mucho antes de que me sentara en el sillón y tecleaba a mil por hora.

La verdad, estaba muy cansada, y quería dormirme, pero no habíamos ensayado  nada para la banda.

Para nuestra desgracia, las clases habían comenzado hacía dos semanas. Teníamos ocho materias y parecían como dieciséis. Las peores para mi eran Cálculo de Katherine y Confección de Michelle.

No entendía  ni la mitad de la primera materia. Y odiaba hacer cosas manuales. Me pinchaba el dedo a cada dos por tres, estaba harta de eso, y además, la maestra me tenía manía. A Hale se le dificultaban mis materias, era increíble que no pudiera hablar en público, se ponía roja, se le trababan las palabras, y olvidaba todo lo que iba a decir, yo creí que era adorable en cuanto la vi, pero no creo que al profesor le parezca muy adorable, y la pase de grado.

Así que hemos estando trabajando en eso, cada una nos da clases de la materia en la que es fuerte, pero eso nos ha quitado demasiado tiempo para la banda.

Sophie tiene muchos planes, nos saca fotos, ha hecho un par de llamadas por ahí y por allá, y la semana pasada llegó emocionadísima con un poster de un concurso de bandas, aquí en Nueva York.

Todas pensamos que estaba loca. Necesitábamos dos canciones originales para ese concurso, además de que hale debía comprar una guitarra eléctrica con sus ahorros, ya que nunca ganaríamos con dos acústicas, y todas lo sabíamos.

Al final, el gran poder persuasivo de Sophie, que, en serio no se como lo consigue, nos hizo inscribirnos al dichoso concurso. Llevábamos un mes ensayando, y creíamos que si sacábamos dos  buenas canciones, tendríamos una oportunidad.

Katherine había estado trabajando en unas letras para canciones, además de una página web. Ella y yo le estábamos intentando poner música juntas.  Por su parte, Michelle se la pasaba haciendo bocetos de lo que llevaríamos y de el logo de la banda. Sophie seguía planeando cosas en su portátil, nos dirigía a todas, y daba ideas en todos los proyectos.

— ¿Comenzamos chicas? — Sophie apartó la vista de su ordenador, e hizo una sonrisa satisfecha a todas.  Cada una asintió a su modo, Katherine dejó de rasguear, Michelle de dibujar, yo sostuve mi casete y la miramos para que prosiguiera — Bueno, quiero felicitar a Katherine por la página web, te está quedando cada vez mejor, y los diseños son soberbios Michelle. — Ambas agradecieron, y entonces alcé la mano.

— Eh, ¿jefa? — Todas me voltearon a ver, y Michelle soltó una risita

— Sí, ¿Anna?

— Creo que tengo nuestra canción número dos.

— Genial, ¿Es algo que escribiste?

— Uh, no — dije mientras ponía el casete en la grabadora — Digamos que, encontré esto en una de las cajas de mi papá, creo que está genial. Claro, podríamos hacerle unos arreglos. Pero, tiene potencial. Busqué en internet, y no hay nada. Creo que es algo que nunca se sacó.

— Interesante — dijo Katherine, y se sentó derecha, tomando de nuevo su guitarra, para seguir la canción.

Puse play y comenzó a sonar la voz de una chico asiático con un violín con el que sólo marcaba el ritmo.

Spiderman, Spiderman
Does whatever
a spider can.

Katherine asintió y comenzó a acompañar, Sophie golpeaba con baquetas invisibles en el aire y Michelle comenzó a seguir los movimientos con un pie.

Spins a web, any size

Catches thives just like flies.

Hey there, here comes the spiderman!

Las chicas tenían una sonrisa en el rostro, y cuando terminó todas estaban satisfechas.

— Genial, Anna. — dijo Sophie extasiada — Y, si no está en internet, seguro no tiene copyright. Podemos hacerle los arreglos, y podemos agregarle más letra. Además, está basado en una leyenda urbana de Nueva  York.

— ¿Leyenda urbana? — pregunté confundida, yo no sabía nada de ningún Spiderman.

— Son rumores — dijo Katherine, que hizo la misma sonrisa que mostraba cada vez que hablaba de algo que le apasionaba, Michelle también las miraba extrañada. — De que había un justiciero enmascarado que tenía poderes arácnidos, y atrapaba ladrones y detenía villanos hace algunos años aquí en Nueva York. Muchos dicen que no es cierto, y mi mamá dice que deje de meterme en esas cosas, pero yo creo que existió.

— Algunos incluso dicen que había mas héroes con poderes — continuó Sophie — iban por ahí, salvando personas y, luchando contra el mal.

— Ahora me gusta más — dije yo

— ¡Vamos a sacarla! — exclamó Michelle emocionada, así que muy animadas, nos levantamos y fuimos a tocar.

— Esperen, no hemos dicho quien cantará — dijo Katherine, pasándose la correa de la guitarra por encima. Yo no quería, odiaba cantar el público. Prefería limitarme a tocar mi hermoso bajo. Además, Katherine necesitaba vencer su miedo al público.

— ¡Yo voto por Hale! — grité e inmediatamente, Sophie y Michelle alzaron las manos y dijeron que ellas igual, se ve que ninguna de las dos  quería ser vocalista.

— ¡No! — exclamó Katherine — No, yo no…

 — Lo siento, el pueblo ha hablado — dijo Sophie mientras se sentaba en la batería. — Además desde aquí es difícil que yo cante.

— No te preocupes — le dijo Michelle — Las de los Beatles nos las turnaremos.

— Sí, claro — dijo Katherine que no sabía si estar molesta, con temor o echarse a llorar, ahora que sabía que no la dejaríamos salirse de eso.

Sophie contó con las baquetas, y comenzamos a ensayar.









domingo, 1 de junio de 2014

The low Manhattan is surprisingly good.



Sophie McGee

Antes de pasar a casa de Michelle, pasamos por los instrumentos de las chicas en mi auto, cantando el disco de Sgt. Pepper a todo volumen mientras manejaba por las calles de Nueva York. Michelle se sentó junto a  mi, y Katherine y Anna se acomodaron en los asientos de atrás.

Primero fuimos a la casa de Katherine, que era la más alejada de todas. Me gustó el barrio en el que vivía había muchos comercios, y departamentos en las plantas altas, se veía bastante bien. Y podía conseguir de todo allí. Llegamos a un café que iba a tener una inauguración, y abrió una puerta que estaba al lado que tenía un pasillo, y unas escaleras con varias macetas. 

— Es arriba — Katherine que se colocó detrás de nosotras, y nos dejó pasar. — Adelante, están en su casa.

Yo subí la primera, y llegué a una sala agradable. Llena de libreros con libros, y sin una televisión. Había más plantas. Y la decoración era muy linda. Había un comedor de madera a la derecha, y dos puertas y un pasillo.

Escuché algo chirriando, y agudicé el oído, parecía una llave de agua que se cerraba.

¿Estaría su mamá en casa?

Y entonces, la puerta que estaba frente a mí se abrió, y salió un chico de cabello chino oscuro, un poco más alto que yo en toalla. Yo, me llevé las manos a la boca y lancé una exclamación. El chico gritó y entonces se fue corriendo al pasillo.

— ¿Qué sucedió? — dijo Katherine, que subió corriendo con Michelle.

— Un, ¡un chico! — Comencé  a decir, pero no pude terminar, porque el chico volvió con unas gafas y un bate.

— Bruce, son mis amigas — dijo Katherine molesta — ¿Por qué estás en toalla, y con un bate?

— Se supone que estabas en la escuela — respondió él defendiéndose — me metí a bañar y dejé los lentes allá. Alguien gritó cuando salí del baño.

Sentí que mis mejillas enrojecían y mi estómago se revolvía.

— Lo siento — dije apenada, y miré la alfombra.

— No lo sientas, Sophie — dijo Katherine bromeando. — Cualquiera que vea a mi primo en toalla, grita y corre. —Bruce rió y le dio con el bate en el brazo, aunque sin aplicar fuerza. — ¡Oye! — reclamó ella y le hizo un puchero.

— Bueno, señoritas, me voy. Están en su casa — dijo Bruce mientras caminaba hacia el pasillo. — ¡Le diré a tía Emma que no estás en la escuela!

— Sólo vine por unas cosas. — gritó Katherine, y se oyó como cerraba las puertas. Después se volvió a nosotras — Lo siento, chicas. Es mi primo. El y mis otros dos primos se están quedando con nosotras.

— Pues, no se parecen — comentó Michelle mirando detenidamente el cabello rubio platino de Katherine, y sus rasgos.

— Bueno, no son mis primos. Eso decimos, pero mi madre y la suya han sido muy amigas desde que puedo recordar. Así que, sí. Para nosotros somos como primos.

— ¿Quién? — dijo Anna que llegó con cuatro cafés en la mano. — Me dejaron sola allá abajo en la cafetería.

— Mi primo Bruce — dijo Katherine mientras dejaba sus llaves colgadas en la pared. — Oímos a Sophie gritar.

— Sophie vio al amigo de Katherine en toalla — Dijo Michelle riendo — Y, no está mal.

— ¿Ven  chicos lindos en toalla y no me llaman? ¡Me pierdo de todo! — exclamó Anna y dejó el café en la mesa del comedor.

—Linda casa, Hale. — comentó. — No nos habías traído.

— Oh, de verdad lo siento, pero en la tarde esto es un desastre, están mis dos primos, y mi prima y no nos dejarían estar en paz.

  Oh bien  — dijo Anna con un tono lastimero — No nos quieres aquí, para coquetear con tu guapo primo en toalla.

— No es su primo. — Dijo Michelle — Quizá le gusta y no quiere enseñarlo por eso.

No sé por qué, pero no me gustó ese comentario. Eran como hermanos, ¿no?, ¿Por qué iba a gustarle? No es que a mí me guste, pero eso sólo arruinaría la relación que tienen, y pondría incómoda a su familia.

— Ay, chicas. Mejor voy por mis instrumentos, siéntense por favor. — dijo señalando la sala, y todas lo hicimos. Después de que se fuera, nos pusimos a ver los portarretratos que había en una mesa.
Anna levantó una de Katherine cuando niña, estaba abrazando a su madre.

— ¡Miren, tienen el cabello igual! — Todas volteamos a ver la foto — Aunque no sacó sus ojos azules, los de Kat son como…cafés, creo. Y sus facciones no son tan parecidas, debe haber salido a su papá. Y las cejas…son gruesas, y… —

En ese momento Katherine volvió con dos maletas grandes y me ofrecí a ayudarla con su teclado. Michelle se levantó a ayudarme y Anna se quedó mirando la foto, y después negó con la cabeza. Se levantó rápidamente, y tomó los cafés que había dejado en el comedor, para después ponerse detrás de Michelle y de mí, que descendíamos en las escaleras.

Una hora después ya teníamos todos los instrumentos, y llegábamos a la casa de Michelle.

— ¡Amo este lugar! — exclamó Anna en cuanto Michelle subió los switches que tenía para la luz, y toda su casa se iluminaba. — Es como esas tiendas donde te dicen como decorar tu casa. —

Y es que, la madre de Michelle había logrado acomodar todo a su gusto, el tamaño de los cuartos, la decoración. Y el lugar era alto con ganas. Era lo más genial de vivir en lo que antes había sido una bodega.

— Es la ventaja de que tu madre sea una decoradora afamada — sonrió Michelle, y nos llevó por un pasillo que tenía cuadros impresionistas. — Tengo un lugar perfecto para nuestros ensayos. Después del largo pasillo, llegamos a una puerta morada. Michelle la abrió y llegamos a una sala con forma hexagonal, grande. 

Con dos mesas rectangulares negras, unas seis sillas. Un par de sillones rojos, una mesita redonda baja blanca y el centro despejado. Me encantaba, era perfecto para la banda. Por primera vez en mucho tiempo, de verdad estaba emocionada por algo.

— Tenemos planeado hacerlo un cuarto de juegos, pero hasta ahora no es nada.

— ¡Es genial! — dije dejando una de las cajas de mi batería en el suelo.

— Tiene un lindo espacio.

— Podríamos poner nuestras fotos en la pared. Traería un restirador, y mi maniquí, y mis cosas de costura en esa esquina— dijo Michelle emocionada.

— Tiene una luz excelente —  comentó Katherine  y se sentó en un sillón — Oh, no me levantaré de aquí.
Anna al oírla se sentó junto a ella, a probar el sillón.

— Yo tampoco, Katie.

— ¿Han pensado que tipo de música tocaremos? — pregunté jalando una silla, y después sentándome frente a ellas,  Michelle me imitó.

— ¿Rock? — preguntó Michelle

— Eso es muy vago — dijo Anna mirándose las uñas — hay muchos tipos de rock.

— Bueno, ¿alguna escribe? — Anna y Katherine se removieron incómodas en su asiento.

— Yo digo que….lo tomemos como salga — dijo Michelle

— O, bueno…tenemos dos guitarras, un bajo, una batería y un teclado, ¿no? — dijo Katherine, resaltando lo obvio.

— ¿Y? — preguntó Anna

— ¿Recuerdan otra banda que tuviera esos instrumentos?

— Casi todas — respondió Michelle, pero algo en mi cabeza hizo click.

— ¡The Doors! — exclamó Anna al mismo tiempo que yo dije:

— ¡The Beatles!

— ¿Una banda tributo?, pero hay muchas…

— Pero no de chicas — sonrió Katherine. — Inclusive se me ocurre un nombre…The Cattarines.

— ¿Son los bichitos con la espalda roja y con puntos? — pregunté recordando algo que había visto en un museo.

— Exacto, así les dicen en español.

— Son como los escarabajos, pero en niña — Sonrió Michelle. — Me gusta.

— Y eventualmente, podemos cantar nuestras propias canciones, ¿no? — dijo Anna

— Eso sería importante. — Dije yo — Sería lo mejor.

— Bien, en lo que las sacamos — dijo Katherine.

Y, ese fue el día que comenzó nuestra banda.